Historias Creepy 1: American history XX ( work in progress)

 Esto ocurrió en un pueblito del centro de Estados unidos, lo que viene a ser para nosotros algo parecido a Springfield en los Simpson. Un pueblito con sus calles llenas de casas a teja vana, con jardín, bien asfaltado, con su badulaque, su colegio de primaria donde van adorables niños rubios gritando y riendo; con su instituto lleno de adolescentes estereotipados, y los parias que no lo están tanto, sus obesos, sus pasteles de manzana, sus restaurantes de comida rápida. El típico pueblo donde hay un campo de Beisbol, un bonito parque con columpios donde las mamis yanquis llevan a sus vástagos a que jueguen antes de darles de comer a las 12h de la mañana. Mañanas con un bonito y luminoso cielo azul, sol brillante que da alegría a los colores de los columpios bien pintados y de las fachadas uniformes de las casitas unifamiliares. Un pueblito lleno de personas normales al estilo película de al medio día del domingo. Se acercaba navidad, y en ese idílico pueblito del que todos los adolescentes querían salir cuando fueran mayores y se fueran a la universidad, nevó, caían copos de nieve que blanquearían esos jardincitos de césped de verdad, los tejados de las casas como las que dibujábamos de pequeños, pero que nunca íbamos a tener. Todo parecía una postal. La temperatura bajaba bajo cero, los habitantes del pueblo toman chocolate caliente con nubes flotando encima... los críos jugando con trineos, un lago helado donde se puede patinar sobre hielo ( ¿Quien patina sobre hielo en un lago en España? Para empezar, busca el hielo fuera de un cubata.)

Entre los adolescentes del pueblo que iban al instituto, triunfan las redes sociales, como en todos sitios, y al estar en casa aburridos, salía humo de los wi-fi. Unos relataban sus aburridas vidas encerrados en casa sin poder ir al instituto, o a ver a sus amigos, quejosos chateaban con sus parias compañeros. Otros, los populares, que salen en las películas, que tienen familias más adineradas, subían fotos con las tazas de chocolate humeantes, con jerseys orteras de navidad, al lado de una chimenea encendida, con un juego de mesa o una mascota al lado, fingiendo una felicidad que no existe. Sus compañeros menos afortunados observan las fotos, les da likes que les dan una efímera alegría... Sube el contador de likes de esos influencers de medio pelo que inflan su ego en la misma medida que aumentan sus likes. Vídeos de Tik-tok con coreografías absurdas, mascotas disfrazadas... cualquier cosa para matar el tiempo cuando casi no se puede salir de casa. La pareja de moda Doug, y Jane, obviamente el capitán del equipo de futbol americano, y la capitana de las animadoras no podían verse... Añadiendo drama y nostalgia a su historia de amor enviándose palabras de amor por instagram. El instituto en vilo con esa pareja echándose de menos. 

Doug un monstruito narcisista, de 17 años que coqueteaba con las sustancias para aumentar el volumen muscular, y el rendimiento, a pequeña escala, como el pueblo.  Aburrido en casa publicando las chorradas que su vecino Tibaud, uno de los parias, le dicta porque el cerebro no le da de sí para pensar en el futbol y en bonitas frases de amor a la vez. Tibaud, un chico de ascendencia francesa, delgado, rubio, con a penas barba, que explora su lado femenino y se pinta las uñas, que dibuja una inocente sonrisa, mientras le clava su miembro en la fría noche del garaje de su casa, el único sitio al que pueden acceder para relacionarse ambos vecinos. Al lado de las pesas que compró el padre de Doug, encima del banco de hacer pres de pecho, con los pantalones bajados, sollozando de placer. Ese paria, con el que nunca admitiría que tenía una relación íntima, con el que abría su alma en las frías noches de invierno, que era la víctima de sus burlas en los soleados días de instituto. 

Jane, una reina de la belleza en ciernes, cuya madre obesa la venera porque tiene el cuerpo delgado que ella perdió cuando después de casarse, la tuvo a ella y empezó a abusar de las barbacoas, los pasteles de manzana, y toda comida tradicional americana, que cayera en sus manos, en pro de relacionarse con sus vecinos. Jane, que juguetea con la comida que su enorme madre pone en su plato en las reuniones sociales para no acabar como ella. Jane se ilusiona con lo que lee de Doug, mientras finge disfrutar del chocolate caliente en los vídeos de tik tok. Jane, con la cabeza en el váter después de hacer como 10 tomas para que su perro hiciera lo que tenía que hacer, quedando un vídeo perfecto. Jane suspira, no puede salir a correr, ni puede ir al gimnasio... ¿Qué va a hacer con eso? Pero suspira, "perder la virginidad, otra vez, con su Doug" 

Por su parte los seguidores del instituto siguen el culebrón en redes muertos de envidia, otros con cierto resentimiento, variedad de reacciones entorno a esto. Unos días de nieve, frío y sal, cuando ya arreció el temporal las máquinas quitanieves trabajaron y se pudo volver al cole todo siguió su curso de nuevo. Doug ignorando a su amante, negando su orientación sexual, y Jane obsesionada con su aspecto físico encantada de ver de nuevo a su amor de adolescencia. 

Liberty, una de las chicas parias pasó por delante de Doug, lo miró descaradamente, entre la burla y el deseo lo revisó de arriba abajo delante de Jane, luego la miró a ella y dijo: 

- Te veo más grande. - Tras lo cual marchó con una sonrisa. 

- ¿Cómo?¿Quién es esa?¿Qué se ha creído? Mirar así a mi novio. - se intentó hacer la loca de la segunda parte del mensaje. 

Estaba muy indignada pero no hizo nada más, esa perdedora no iba a conseguir que montara un espectáculo, no valía la pena. Sin embargo, en su cabeza la palabra grande resonaba como un gong, la atormentaba: "¿Estaré más gorda? Habrán sido los días en casa. Grande y todo, sigo siendo más popular que ella" A todo esto Doug la cogió del culo, lo apretó y le dijo: 

- Me gusta este pandero blandito! 

Le apartó la mano de golpe molesta con el comentario más que con el gesto, lo último que necesitaba en aquel momento era aquello. Le había dolido mucho, tanto que estuvo todo el día dando vueltas al tema, como adelgazar ahora que moverse y hacer ejercicio era difícil. Tampoco quería la vieran volverse loca en ello, ya que eso supondría una debilidad. Buscó por internet, en donde páginas y páginas daban consejos sobre como vomitar, ocultar que no has comido etc. Finalmente encontró una web que vendía pastillas, eran seguras, tenían buenas opiniones, no había ningún sitio donde pusiera que eran ilegales... Con la tarjeta de crédito de su padre nunca se daría cuenta, su madre no paraba de hacer compras on-line y una comprita más de 15$ no la notaría. ¡Plan redondo! La web prometía que en 48-72 horas tendría las pastillas en casa, pero para su sorpresa llegaron antes de lo esperado, en un día las tenía en sus manos. No sabía cómo tomarlas, así que consultó también la web donde las había encontrado los consejos de utilización: 

"No más de dos al día" advertía la web entre otras noticias y publicidad de mil cosas que hacía muy difícil la lectura de lo que ponía. 

Se tomó una después de cenar, cuando se iba a poner a hacer ejercicio con un vídeo del yotube, así seguro que funcionaría. Iba a conseguir resultados en seguida! Estaba enfocada en ello. 

Efectivamente esa noche al hacer ejercicio sudó como no había sudado nunca, se sentía muchísimo mejor que cuando aquella estúpida le había llamado grande. Le iba a dar una lección. 

Se acostó, y por la noche durmió fatal, no dejó de tener pesadillas en que aquella chica se liaba con Doug, otras en que se inflaba como un globo y salía volando. Al levantarse, le dolía todo el cuerpo, entero, parecía que la habían dado una paliza. Se miró en el espejo, tenía ojeras, estaba pálida, no podía creer lo mal que tenía el pelo... Como siempre se hizo uan transformación que surtió menos efecto por lo marcado de las ojeras.

Comentarios

Entradas populares